14/1/11

Un año sin Saúl

Estaba conectado a la red y de pronto vi que alguien ponía algo como “Se fue Saúl Maldonado”. Incrédulo, puse la radio en Láser 98 y escuché cómo los ex compañeros de trabajo iban evocando al compañero, el alma del folklore en el sistema Fides con su programa inolvidable Concierto Boliviano. Llamé a un par de amigos comunes –Benjo, Lucio– y me quedé ahí, sentado frente a la computadora, pensando en el amigo que se había adelantado.

Por la tarde fuimos con Lucio al velorio. Ya muchos medios radiofónicos, escritos (digitales) y televisivos habían difundido la penosa noticia, aunque por la hora el salón no estaba tan atestado como se vería durante los reportes nocturnos en vivo. Lucio me contaba de la depresión que le había invadido a Saúl tras el deceso de su padre, con quien vivía. El resto de su familia estaba fuera de La Paz.

Ambos recordábamos un encuentro en la oficina de Lucio. Pocas semanas antes había publicado mi columna semanal criticando a la televisión local, y Saúl se desternillaba de risa cuando recordaba que a una presentadora la puse el epíteto de “busto parlante”. Decía: “Tal cual. Todo lo que dice parece que se lo dictan” –esto ocurría cinco años atrás; cualquier similitud con la actualidad, yo Pilatos.

Otras veces conversábamos sobre la música folklórica nacional. La cumbiamanía de las emisoras y algunos sellos –entre ellos el desaparecido Santa Fe Records– habían incidido en la calidad, y para Saúl había poca renovación, además que los grupos valiosos –esto lo digo yo– pueden contarse con los dedos de las manos. Pese a eso, Saúl le ponía ganas todos los días a su programa, que alcanzó las Bodas de Plata y fue homenajeado en 2009.

Una de las notas publicadas cuando pereció recordaba que Saúl “fue un hombre inolvidable, lleno de energía positiva y con un carisma que logró que todos en Radio Fides y en el ámbito periodístico lo consideren un entrañable amigo y un gran ser humano”. Y ni qué decir cuando escuchaba una morenada, que se ponía a bailar allí mismo sin importarle dónde estaba.

No me gustan los homenajes póstumos. Pero creo que personas como Saúl Maldonado Pérez, a quienes pocos reconocimientos se le hicieron en vida cual suele ocurrir en nuestro país, merecen ser recordadas. Sus amigos y el folklore nacional seguiremos echándole de menos.

FOTO: SANDRO VELARDE.

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