24/1/11

Ese correteo loco para el día de Alasitas

Cada 24 de enero, cuando llega el mediodía, la ciudad de La Paz enloquece. Y si bien no es una capital muy cuerda –empezando por su peculiar topografía–, esa jornada particular se lleva la flor. A las 12:00, según reza la tradición, se DEBE tener los objetos en miniatura –mejor si son regalados; no importa si han sido comprados por uno mismo– sahumados por el yatiri (o émulo de este) y bendecidos por algún cura.

Quizás por eso es que las puertas de las iglesias se ven abarrotadas de gente. Y casi ningún templo es pasado por alto: desde los habituales como la Catedral Mayor, la de San Francisco, las iglesias de El Prado, San Pedro o San Miguel, hasta casi cualquier otra donde el párroco decida dar cabida a la usanza que combina paganismo y devoción como tantas otras en la urbe paceña.

Pero claro, la cosa no empieza ni acaba ese día. En realidad, la fiesta de las Alasitas y el Ekeko (Iqiqu, en aymara) comienza como a mediados de octubre, cuando algunas imprentas –sobre todo “MAQUEV” (Morir Antes Que Esclavos Vivir, como dice el coro del himno nacional), propiedad de Rómulo Sanjinés– empiezan los diseños en pequeño de los productos que han incursionado en el mercado. Es un verdadero arte de maquetismo, aunque las facilidades de la tecnología ayuden muchísimo.

Cuando yo era niño me decían que los distintos sacos, botellas y otras reproducciones en miniatura contenían el producto verdadero. Alguna vez destripe un costal de café y era cierto; en otra ingerí el líquido de una botellita de Coca Cola y sólo era agua teñida. Ahora dudo mucho que las cajas y envases contengan algo, aunque tienen cierto peso que da para pensar y creer todavía aquello.

El 24 de enero asimismo comienza la feria, ahora instalada en el Campo Ferial Municipal situado en el Parque Urbano Central –Avenida del Ejército, detrás de la UMSA y frente al Teatro al Aire Libre, para quienes conocen mi amada ciudad natal–, que suele prolongarse unas tres, incluso cuatro semanas. Muchas cosas de las que se venden son "Made in China" y otro enorme sector del campo ferial está ocupado por las comideras (señoras que venden posko api, plato paceño y otras delicias culinarias, así como las que elaboran repostería en miniatura y comercian sus pasteles por docenas o unidad, según el tamaño), pero esta feria tradicional sigue cautivando a propios y extraños.

Para los periodistas de La Paz también es una jornada de divertimento. Aunque implica bastante trabajo y mucha mayor creatividad, se preparan los ejemplares con verdadera alegría y sosiego. Y es que la costumbre de los impresos pequeños, dignos ejemplares de mordacidad, sorna y sátiras, permite muchas veces a los periodistas decir sobre quienes usualmente son fuentes de noticias serias cosas que de otra manera, por responsabilidad y por manejos éticos, no podrían decirse. Cuando trabajaba en Última Hora me dedique a llenar páginas para un par de suplementos y debo admitir que tal práctica me encantó.

La praxis dice que uno debe adquirir en pequeño las cosas que desea tener en tamaño normal. Claro, el sortilegio muchas veces no se cumple –como en el caso de los gallos, para las mujeres sin pareja, o las gallinas, para los varones ídem, de las que boté unas cuantas a la basura a fines del año pasado–, pero depende de la fe y el empeño que uno ponga en que se concreten. Por si acaso, ya son más de veinte años que siempre tengo billetes de Alasitas en mi billetera, en parte porque quien solía comprarlos cada 24 era mi papá y también porque desde que lo hago la invocación ha surtido, quizás no en las cantidades ansiadas pero sí para la subsistencia.

Ahora me voy. Debo ir a buscar algunas cosas en la réplica de la feria que se instala en la plaza de San Pedro y como suele pasar, se ha declarado un día lluvioso en La Paz que sin embargo no impedirá el correteo del mediodía. ¡Felices Alasitas, paceños y no paceños!

FOTOS: MADDYSWELT/FLICKR.COM.

14/1/11

Gracias, INE

Semblanza al Lic. Freddy Carranza Tapia

Los tiempos pasan, las personas pasan, pero los hechos quedan, existen personas que dejan huella en el gran camino de la vida, esta permite tomar ejemplo de personas que dieron de sí en realizar hechos grandes y notables.

Es el caso del Lic. Freddy Carranza Tapia, quien en el área de la Estadística, empezó estudiando el año 1978 en la carrera de Estadística en la Universidad Mayor de San Andrés, siendo uno de los pioneros, posteriormente en ese mismo tiempo realizó la función pública ingresando a trabajar al Instituto Nacional de Estadística a la división de Censos y Encuestas.

Al fortalecerse en su trabajo, empezó a apoyar en labores estadísticas a muchas personas y lo cual le permitió elaborar metodologías de trabajos en muestreo, encuestas, cartografía y censos.

Ocupó en varias ocasiones la dirección de Censos y Encuestas, Muestreo: en los años 1992 en ocasión del Censo Nacional de Población y Vivienda, elaboró la Metodología de Control de Calidad del censo.


Se empeñaba en hacer fácil, muy fácil lo difícil para que pudiéramos entenderlo y siempre con una cuota de fino humor, que hacía del conocimiento científico algo fácilmente alcanzable y realizable.

Una amabilidad para con todos y cada uno de nosotros, un sentido estricto de colaborar y apoyar permanentemente a quien lo solicitara, una paciencia sin fin a la hora de responder a nuestras dudas, cualidades todas que decían que además de estar escuchando a un excelente profesional y docente, nos encontrábamos ante un excepcional ser humano.

No cabe ninguna duda que su influencia fue decisiva. Él amaba lo que hacía y ese amor se translucía en su forma de enseñar, nos lo contagiaba. Siempre está consultando textos, libros, apoyando en la edición de algunos documentos metodológicos: esa visita a la biblioteca hacía que conozca lo que pasaba en el INE y establecía la relación con la sociedad.

Para todos los que conocimos a Freddy, sabemos que este joven se hizo grande gracias a la guía de sus padres y a su gran inventiva e iniciativa en querer ser siempre profesional, él amaba e hizo de su vida al INE.

Si algo nos enseñó esta ALMA GRANDE, es que comentaba con la gente la expresión siguiente: “VIVE, VIVE CADA MOMENTO DE TU VIDA COMO SI FUERA EL ÚLTIMO Y VIVE AGRADECIDO DE LO QUE DIOS TE HA DADO, QUE TIENES EN EL FONDO MÁS DE LO QUE TÚ MISMO CREES; PORQUE SI NO LO HACES, MI PASO BREVE POR EL MUNDO DE NADA HUBIERA VALIDO”.

Apasionado siempre, buen orador y erudito. Sus posiciones siempre vanguardistas y radicales; para él no existían las medias tintas: sentía lo que hacía y lo contagiaba a los demás, ponía el alma en lo que hacía, igual daba el tema que le ocupase. Persona amena de la que siempre se aprende algo, homenaje para contribuir al engrandecimiento de su figura con un profundo agradecimiento y nos sentimos orgullosos de él.

Hoy como sigue vivo en el corazón de los que tuvimos la suerte de conocerlo y está presente entre nosotros. Por siempre nuestra admiración por su persona y nuestro emocionado recuerdo para el amigo, compañero de trabajo, gran profesional en el convencimiento pleno de que Dios te tiene en su gloria.

Freddy, un agradecimiento de los amigos que te conocimos.

FOTOS: CHESCODM.