9/7/12

Centro de Cultura Popular: donde las mujeres aprenden a valerse por sí mismas



Decenas de madres de La Paz y El Alto son las directas beneficiarias, desde hace 33 años, del trabajo que hace el Centro de Cultura Popular (CCP). Así, han aprendido a conocer sus derechos, administrar recursos, convertirse en líderes y crear grupos autogestionarios que mejoran su autoestima.
Ellas se acercan al CCP porque algún familiar o vecina les comenta, aunque la principal razón, desde su creación en 1979, es la ayuda alimentaria que pueden recibir: a través de un ahorro mensual individual y colectivo, cada mes adquieren los alimentos u objetos que cada grupo decide.
Son 23 agrupaciones en total, siete de las cuales se reúnen en el CCP en la empinada calle Constitución, cerca de la Terminal de Buses, en la zona norte. Las demás llevan adelante sus asambleas, siempre una vez por semana, en los ambientes que disponen las Juntas Vecinales, sobre todo en los denominados Barrios de verdad.
Las partícipes de las experiencias del CCP son amas de casa de las zonas periféricas de La Paz y de la vecina ciudad de El Alto, distante a 15 kilómetros de la Plaza Murillo, centro político y punto de partida (denominado “Kilómetro 0”) de la red caminera nacional.
Jorge Wavreille, OMI.
La iniciativa provino del sacerdote belga Jorge Wavreille, OMI, de 81 años, quien vio que los trabajos de las estudiantes universitarias de Trabajo Social caían en saco roto porque no había frutos para los vecinos de Achachicala (norte de La Paz), donde es párroco desde 1963.
Empezamos con unos dos o tres grupos de CARITAS Bolivia, que existían en Achachicala y se reunían, fundamentalmente, para recibir la harina CARITAS”, recuerda Wavreille. El sacerdote se percató que también se podía aportar con educación alternativa, empezando por la alfabetización, pero también análisis de la realidad y de la historia contemporánea de Bolivia. El trabajo con CARITAS concluyó en 1985.
Durante el gobierno de la Unidad Democrática y Popular (UDP, 1982-1985), la ciudadanía boliviana sufría la carencia de alimentos en los puntos de abasto. Entonces crearon el almacén Luis Espinal Camps, para combatir la escasez de alimentos durante el día, puesto que por las noches, aprovechando la hiperinflación y la especulación en el país, estos aparecían en las tiendas con precios exorbitantes.
Lic. Roxana Roca, Trabajadora social.
Roxana Roca, Trabajadora Social de 55 años, es la Coordinadora general del CCP desde su creación. Ella expone que se aprovecha el interés de las mujeres “para hacer una capacitación ciudadana tanto en temas de salud, ciudadanía misma, violencia intrafamiliar, análisis de coyuntura acerca de las leyes y los derechos individuales”.
De esta manera desarrollaron otro eje temático: el del liderazgo. Por medio de capacitación y ejercicio de la dirigencia, las enseñan a administrar y dirigir sus grupos. Eso permite distinguir lideresas, quienes a lo largo de su trabajo y desempeño se van contactando tanto con las instituciones públicas como privadas, para buscar soluciones a determinados temas.
Las mujeres que destacan en el liderazgo realizan tareas, verbigracia, con el Programa de Ciudadanía del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP) o están conectadas en la Red de Mujeres, donde participan a un nivel propositivo.
Son las constructoras de una política pública que se llama “Casas municipales para las mujeres”. Actualmente está en propuesta, pero ya fue incluida en el Plan Operativo Anual (POA) para ejecutarse el próximo año.
Asimismo participan en las diferentes agendas que establecen instituciones como el viceministerio de equidad y género, pues son parte de las personas que trabajan en el anteproyecto de “Ley integral contra la violencia contra la mujer”.
Los niños se divierten mientras sus mamás están reunidas.
No quedarse sólo con la queja, sino incursionar en las propuestas directas. Bajo ese parámetro intervinieron en las tres asambleas del municipio, convocatorias para definir sus políticas de acción. En el penúltimo encuentro tuvieron 13 asambleístas en la Construcción de Carta Orgánica del GAMLP. En el más reciente fueron 23 asambleístas, con la temática de Participación y Control Social.
La organización dirigida por Wavreille y Roca ha incursionado, en los últimos cuatro años, en cinco líneas de producción y comercialización: Joyería; Costura “Calor de hogar”, que hace sábanas y edredones para invierno; Panadería, cuya producción venden por las tardes en la puerta del CCP; Tejido a mano, y Artesanía en Goma Eva, utilizada para fiestas como cotillón.
En el último Concurso “Cultura Emprendedora” participaron las unidades de tejido y artesanía y fueron clasificadas. La de tejido incluso obtuvo el sello de calidad que otorga el Instituto Boliviano de Normalización y Calidad, Ibnorca, que entre otras certificaciones es el responsable de las ISO.
El aspecto de mercado es un problema, al igual que para todo artesano y Microempresa. “Es algo que aún debemos trabajar con bastante fuerza, porque sacamos un producto y en tres meses tenemos uno paralelo. Es algo que no podemos solucionar nosotros, sino es algo más estructural. De todas maneras, sí se generan ingresos”, enfatiza Roca.
María Condori Janco, en la Unidad de panadería.
En el área de panadería ofrecen panes especiales a Bs 0,50 ($us 0,072) —el precio en el mercado es de Bs 0,40 ($us 0,057) por unidad de 75 gramos—, queques y alfajores personales a Bs 1 ($us 0,144) e incluso refresco hervido, en bolsas plásticas y con bombilla (pajita o popote), al mismo precio de los queques.
María Condori Janco, 34 años, tiene algunos estudios en técnicas de computación y es madre de cuatro hijos: la mayor de 12, los siguientes de 10, 5 y 2 años. Ella trabaja en la panadería. “Nos pagan un estipendio quincenal. Es muy bonito trabajar aquí. Somos nuestras propias jefas. Este lugar nos da la oportunidad de poder aprender y trabajar, sin descuidarnos de ser amas de casa”, comenta.
Otra de las dificultades para el CCP es esa: por tratarse de mujeres con niños, con obligaciones en sus casas, a veces hay bajas en su participación. Sin embargo, Roca espera mejorar la parte técnica, de manera tal que cada vez sea más reducido su tiempo de trabajo en la unidad productiva.
En cuanto a lo que les deja la experiencia a las madres, lo más importante es que ellas reconocen es que han mejorado en su autoestima frente a la familia. En la parte nutricional, ejecutan las prácticas que se hacen en el CCP en sus hogares, por lo cual, según Roca, ahora comen mejor pues ha mejorado la dieta alimentaria en sus familias.
Esther Valero, una de las líderes.
El entrenamiento de generar el capital colectivo permitió que se acostumbren a un sistema de ahorro permanente. Y en esta época del año, cuando por ley se otorga un sueldo extra o aguinaldo a todos los trabajadores en el país, ellas orgullosas perciben que ya generaron su propio aguinaldo. Suelen utilizar este dinero para mejorar sus viviendas, sus puestos de trabajo o sus talleres.
Nelly Flores, mujer de mil oficios de 53 años, refiere: “Antes éramos tan tímidas que no podíamos entrar en las oficinas, pero ahora lo hacemos con cierta soltura. Empezamos a desarrollar nuestros derechos y aprendemos que las mujeres embarazadas tienen preferencias”.
Un aspecto que podría decirse pendiente es el desarrollo de una guardería propia. Siempre estuvo el proyecto, pero la carencia de espacio físico hace que se haya establecido  una situación de tolerancia mutua: las madres asisten con sus niños y ellos juegan en el patio del CCP. “Tenemos un resbalín y un patio grande, así que ellos juegan entre sí todo el tiempo. Cuando los grupos se reúnen suele haber mucho ruido y, cuando se escucha un grito, las mamás salen a ver si se trata de su guagua”, dice sonriente Jorge Wavraille.
La Unidad de artesanía.

FOTOS: ANDREA MARTÍNEZ.

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