20/7/12

El Ceibo, chocolates y mucho más desde la altura



El olor a chocolate llena el ambiente en la avenida Juan Pablo II, en la ciudad de El Alto, distante a 15 Km del centro de La Paz. Es un contraste delicioso con el aroma que expelen los vapores de los miles de vehículos que circulan por allí a diario pues la fábrica, donde se elaboran los 85 productos en base a cacao que procesa la Central Regional Agropecuaria Industrial de Cooperativas El Ceibo Ltda., está en pleno nudo comercial de esa ciudad de más de 1 millón de habitantes.
En unos meses más, El Ceibo tendrá un edificio Multicentro, un nuevo motivo de orgullo para los 1200 asociados a la Central, que aglutina a 50 cooperativas de base y da trabajo directo a 79 empleados en la fábrica, a 10 en las cinco agencias propias de que disponen —cuatro en La Paz y una en El Alto— y trabajo indirecto a cerca de 6000 familiares de los cooperativistas.
El Ceibo se creó en 1977. Su base agropecuaria principal está en la región de Alto Beni, 270 Km al norte de La Paz, colindante con el departamento de Beni.  Desde entonces han hecho avances constantes en su política productiva, lo cual les ha permitido dejar el monocultivo del cacao para cultivar asimismo frutas, vegetales y otros productos que les permite la zona tropical donde se sitúan los terrenos de sus asociados.
Algunas barras que se exportan.
La gama de productos que tienen está a disposición tanto del público boliviano como fuera del país. Exportan a países vecinos, a otros de Europa y a USA. Su oferta va desde cacao en grano y pasta base para chocolates, que compran fábricas en Alemania y Suiza, así como vendedores de Francia e Italia, hasta los denominados chocolates gourmet. Esta variedad incluye contrastes tan fuertes como la barra de chocolate negro con fragmentos de cacao orgánico y de sal proveniente del Salar de Uyuni, Potosí, considerado una de las maravillas naturales del planeta.

Más mujeres que varones
El trabajo desarrollado en estos años ha merecido distintos reconocimientos, como la denominación de “Capital del Cacao Orgánico de Bolivia” a la región de Alto Beni. El Ceibo es una organización que desarrolla toda la cadena productiva del cacao. Participa toda la familia, principalmente las mujeres, quienes son más dedicadas al cultivo y están en el proceso desde la siembra hasta la producción del chocolate como producto terminado. En la fábrica de El Alto, 41 son mujeres y 38 varones. Se trata de hijos e hijas de socios, quienes trabajan durante periodos de tres a cuatro años, que en algunos casos pueden ser renovados por ocho o más años.
Bernardo Apaza Llusco.
“De la Cooperativa El Ceibo viajan con regularidad a Europa productores, responsables de áreas, el directorio, la gerencia. De esa manera hacemos conocer lo que es El Ceibo allá. Hemos visitado algunas fábricas en Suiza. Ellos nos muestran cómo es su trabajo y tenemos personal nuestro que se capacita allí durante varios meses”, explica Bernardo Apaza Llusco, hasta abril pasado Gerente Comercial de El Ceibo y socio de la cooperativa de base Nueva Florida.

El anhelado Multicentro
Por su parte, Eleo Mamani Trujillo, de 26 años, ex Gerente General de El Ceibo y Administrador de Empresas, sostiene que el Multicentro es un proyecto soñado. “Estamos trabajando en él desde la gestión 2009 y ahora lo estamos haciendo realidad. Este proyecto estará al servicio de toda la población alteña. El Patio de Comidas tendrá una superficie de 1200 m2. El auditorio, una capacidad para 400 personas. Habrá oficinas corporativas y un patio de juegos”, refiere.
Se prevé alquilar oficinas en cuatro de los cinco pisos. El último será ocupado por el Patio de Comidas, que tendrá una exquisita vista panorámica de la ciudad de La Paz y, de manera especial, del volcán nevado Illimani, uno de sus iconos. Si todo va dentro de lo previsto, se confía inaugurarlo el 20 de octubre próximo.

Francisco Reynaga Berríos.
Casas propias y expansión de los cooperativistas
Otro proyecto fuerte al que apunta la actual directiva, cuya gestión termina en marzo, es el de la  construcción de viviendas familiares para todos los socios. Con ese afán se adquirió un terreno de 1090 has en Alto Beni. “Yo espero que se beneficien al menos 500 de nuestros 1200 afiliados”, afirma Francisco Reynaga Berríos, past Presidente del Consejo de Administración de El Ceibo. Por ahora se busca un arquitecto con experiencia en diseñar planos urbanísticos para un clima tropical.
Asimismo se tratará de ir más hacia el norte de Alto Beni. “Estamos trabajando con el gobierno municipal de Ixiamas. Ojalá que este año podamos lograr ese objetivo también, pues mínimo necesitamos 200 has”, sostiene Reynaga.
El presupuesto anual de la Central de Cooperativas El Ceibo es de 1 millón de dólares, que se llega a ejecutar en su totalidad. En algún caso, cuando se presentan oportunidades de inversión, incluso lo sobrepasan. “Yo creo que la exportación significa un 40% de nuestros ingresos, mientras que el mercado interno nos cubre el 60% de ganancias. Hay pedidos inmediatos para exportar este año a Santiago de Chile”, enfatiza el past Presidente.
El chocolate El Ceibo se comercializa en La Paz desde mediados de los 90. El primer producto que desarrollaron fueron los ‘Ceibolitos’, pequeñas barras de chocolate de leche puro, con quinua, con amaranto ó con maní.  Ahora su presencia es nacional.
Y es que no importa como ni a qué hora del día, nada más delicioso que un chocolate. Y si es de El Ceibo, aún mejor. ¿Usted ya los probó?

FOTOS: EL CEIBO, LUCIO VALDIVIA.

9/7/12

Centro de Cultura Popular: donde las mujeres aprenden a valerse por sí mismas



Decenas de madres de La Paz y El Alto son las directas beneficiarias, desde hace 33 años, del trabajo que hace el Centro de Cultura Popular (CCP). Así, han aprendido a conocer sus derechos, administrar recursos, convertirse en líderes y crear grupos autogestionarios que mejoran su autoestima.
Ellas se acercan al CCP porque algún familiar o vecina les comenta, aunque la principal razón, desde su creación en 1979, es la ayuda alimentaria que pueden recibir: a través de un ahorro mensual individual y colectivo, cada mes adquieren los alimentos u objetos que cada grupo decide.
Son 23 agrupaciones en total, siete de las cuales se reúnen en el CCP en la empinada calle Constitución, cerca de la Terminal de Buses, en la zona norte. Las demás llevan adelante sus asambleas, siempre una vez por semana, en los ambientes que disponen las Juntas Vecinales, sobre todo en los denominados Barrios de verdad.
Las partícipes de las experiencias del CCP son amas de casa de las zonas periféricas de La Paz y de la vecina ciudad de El Alto, distante a 15 kilómetros de la Plaza Murillo, centro político y punto de partida (denominado “Kilómetro 0”) de la red caminera nacional.
Jorge Wavreille, OMI.
La iniciativa provino del sacerdote belga Jorge Wavreille, OMI, de 81 años, quien vio que los trabajos de las estudiantes universitarias de Trabajo Social caían en saco roto porque no había frutos para los vecinos de Achachicala (norte de La Paz), donde es párroco desde 1963.
Empezamos con unos dos o tres grupos de CARITAS Bolivia, que existían en Achachicala y se reunían, fundamentalmente, para recibir la harina CARITAS”, recuerda Wavreille. El sacerdote se percató que también se podía aportar con educación alternativa, empezando por la alfabetización, pero también análisis de la realidad y de la historia contemporánea de Bolivia. El trabajo con CARITAS concluyó en 1985.
Durante el gobierno de la Unidad Democrática y Popular (UDP, 1982-1985), la ciudadanía boliviana sufría la carencia de alimentos en los puntos de abasto. Entonces crearon el almacén Luis Espinal Camps, para combatir la escasez de alimentos durante el día, puesto que por las noches, aprovechando la hiperinflación y la especulación en el país, estos aparecían en las tiendas con precios exorbitantes.
Lic. Roxana Roca, Trabajadora social.
Roxana Roca, Trabajadora Social de 55 años, es la Coordinadora general del CCP desde su creación. Ella expone que se aprovecha el interés de las mujeres “para hacer una capacitación ciudadana tanto en temas de salud, ciudadanía misma, violencia intrafamiliar, análisis de coyuntura acerca de las leyes y los derechos individuales”.
De esta manera desarrollaron otro eje temático: el del liderazgo. Por medio de capacitación y ejercicio de la dirigencia, las enseñan a administrar y dirigir sus grupos. Eso permite distinguir lideresas, quienes a lo largo de su trabajo y desempeño se van contactando tanto con las instituciones públicas como privadas, para buscar soluciones a determinados temas.
Las mujeres que destacan en el liderazgo realizan tareas, verbigracia, con el Programa de Ciudadanía del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP) o están conectadas en la Red de Mujeres, donde participan a un nivel propositivo.
Son las constructoras de una política pública que se llama “Casas municipales para las mujeres”. Actualmente está en propuesta, pero ya fue incluida en el Plan Operativo Anual (POA) para ejecutarse el próximo año.
Asimismo participan en las diferentes agendas que establecen instituciones como el viceministerio de equidad y género, pues son parte de las personas que trabajan en el anteproyecto de “Ley integral contra la violencia contra la mujer”.
Los niños se divierten mientras sus mamás están reunidas.
No quedarse sólo con la queja, sino incursionar en las propuestas directas. Bajo ese parámetro intervinieron en las tres asambleas del municipio, convocatorias para definir sus políticas de acción. En el penúltimo encuentro tuvieron 13 asambleístas en la Construcción de Carta Orgánica del GAMLP. En el más reciente fueron 23 asambleístas, con la temática de Participación y Control Social.
La organización dirigida por Wavreille y Roca ha incursionado, en los últimos cuatro años, en cinco líneas de producción y comercialización: Joyería; Costura “Calor de hogar”, que hace sábanas y edredones para invierno; Panadería, cuya producción venden por las tardes en la puerta del CCP; Tejido a mano, y Artesanía en Goma Eva, utilizada para fiestas como cotillón.
En el último Concurso “Cultura Emprendedora” participaron las unidades de tejido y artesanía y fueron clasificadas. La de tejido incluso obtuvo el sello de calidad que otorga el Instituto Boliviano de Normalización y Calidad, Ibnorca, que entre otras certificaciones es el responsable de las ISO.
El aspecto de mercado es un problema, al igual que para todo artesano y Microempresa. “Es algo que aún debemos trabajar con bastante fuerza, porque sacamos un producto y en tres meses tenemos uno paralelo. Es algo que no podemos solucionar nosotros, sino es algo más estructural. De todas maneras, sí se generan ingresos”, enfatiza Roca.
María Condori Janco, en la Unidad de panadería.
En el área de panadería ofrecen panes especiales a Bs 0,50 ($us 0,072) —el precio en el mercado es de Bs 0,40 ($us 0,057) por unidad de 75 gramos—, queques y alfajores personales a Bs 1 ($us 0,144) e incluso refresco hervido, en bolsas plásticas y con bombilla (pajita o popote), al mismo precio de los queques.
María Condori Janco, 34 años, tiene algunos estudios en técnicas de computación y es madre de cuatro hijos: la mayor de 12, los siguientes de 10, 5 y 2 años. Ella trabaja en la panadería. “Nos pagan un estipendio quincenal. Es muy bonito trabajar aquí. Somos nuestras propias jefas. Este lugar nos da la oportunidad de poder aprender y trabajar, sin descuidarnos de ser amas de casa”, comenta.
Otra de las dificultades para el CCP es esa: por tratarse de mujeres con niños, con obligaciones en sus casas, a veces hay bajas en su participación. Sin embargo, Roca espera mejorar la parte técnica, de manera tal que cada vez sea más reducido su tiempo de trabajo en la unidad productiva.
En cuanto a lo que les deja la experiencia a las madres, lo más importante es que ellas reconocen es que han mejorado en su autoestima frente a la familia. En la parte nutricional, ejecutan las prácticas que se hacen en el CCP en sus hogares, por lo cual, según Roca, ahora comen mejor pues ha mejorado la dieta alimentaria en sus familias.
Esther Valero, una de las líderes.
El entrenamiento de generar el capital colectivo permitió que se acostumbren a un sistema de ahorro permanente. Y en esta época del año, cuando por ley se otorga un sueldo extra o aguinaldo a todos los trabajadores en el país, ellas orgullosas perciben que ya generaron su propio aguinaldo. Suelen utilizar este dinero para mejorar sus viviendas, sus puestos de trabajo o sus talleres.
Nelly Flores, mujer de mil oficios de 53 años, refiere: “Antes éramos tan tímidas que no podíamos entrar en las oficinas, pero ahora lo hacemos con cierta soltura. Empezamos a desarrollar nuestros derechos y aprendemos que las mujeres embarazadas tienen preferencias”.
Un aspecto que podría decirse pendiente es el desarrollo de una guardería propia. Siempre estuvo el proyecto, pero la carencia de espacio físico hace que se haya establecido  una situación de tolerancia mutua: las madres asisten con sus niños y ellos juegan en el patio del CCP. “Tenemos un resbalín y un patio grande, así que ellos juegan entre sí todo el tiempo. Cuando los grupos se reúnen suele haber mucho ruido y, cuando se escucha un grito, las mamás salen a ver si se trata de su guagua”, dice sonriente Jorge Wavraille.
La Unidad de artesanía.

FOTOS: ANDREA MARTÍNEZ.